Con todo el armamento y hasta el último aliento
Odio cuando las críticas no son constructivas sino despectivas. Hace poco hablaba con un cliente super amable que me decía «jo, espero no haberla perjudicado ni nada». No es un perjuicio comentar que tu expe no ha ido como debiera, de hecho le contesté que así es como mantenemos el listón alto: con vuestra ayuda.
Pero hay una línea. Una fina línea de la que trata nuestro post de hoy. Leed conmigo el siguiente post en el foro más conocido de este mundillo (Spalumi):
Cuando me abre la puerta me quedo sorprendido y desilusionado. Es guapilla pero bajita y gorda, gorda, para nada lo que me esperaba y lo que se ve en la única foto que tiene en la web. Pienso en no quedarme pero me recibe con una sonrisa abierta, me besa en la boca, me ofrece bebida y me digo: “veamos”.
La sigo a la habitación pequeña todavía sorprendido por su físico. Nos desnudamos. Pechos pequeños; Sí, medirán 90 cm como dice su ficha pero porque su caja torácica es gorda. Cintura y caderas bastante más de los 62 y 95 cm. de la ficha. Se muestra colaborativa y vamos a la ducha, nos enjabonamos mutuamente. Cuando nos secamos la dirijo directamente a la cama pues, aunque yo no soy alto, nuestra diferencia de estatura hace incómodo el abrazarnos de pie.
Comienza a pajearme. Le digo que menos manos y pasa a un francés, solo me lame la punta despacio. Decido bajarme a chuparle para ver si se pone más cachonda. Tiene el coño sin depilar, me cuesta meter mi cara entre sus gordas piernas y me molestan sus pelos abundantes y espesos. Aunque parece que le gusta; a mí, no. Así que lo dejo.
Me recuesto a su lado con mi sexo en posición de absoluto reposo. Desilusionado, decido dejarlo. Me levanto, me visto, le digo que lo siento y le dejo 100 euros encima de la cama. No dice nada. Me acompaña a la puerta y me despido con una ligera caricia en una de sus mejillas.
Ya fuera del piso, han pasado 23 minutos desde que entré, llamó a Silvia para informarle y explicarle porque me he ido. Me dice que es una chica guapísima y si no había mirado la ficha. Le digo que no corresponde y tampoco casa para su agencia. Insiste en lo guapa y agrega que no la conoce que solo la ha visto en foto. Queda claro que la ha descrito exageradamente sin siquiera conocerla.
Cuando estoy en la calle me envía un whatsapp diciendo que le dé mi número de cuenta corriente para devolverme los 100 e. Le contesto que no hace falta que, para mí, es peor el tiempo que he perdido pues vivo fuera, a una hora, de Madrid. Sigue insistiendo, enfadada, y yo diciendo que no. Me dice que acudirá una de sus encargadas con los 100 e. para dármelos otro día. Le digo que lo deje estar. Al final, me contesta que no vuelva más por su agencia. Lo cual me sorprende pues solo pretendia ayudarle informandole de que la tal Pilar no es adecuada para su agencia.
Debo añadir que he estado con varias chicas de esa agencia, en total más de 15 veces sin ningún problema. Hace más de un mes tuve otra contrariedad cuando, tras quince minutos de espera sin que me abrieran, me dijeron que había otro hombre con otra chica que iba a salir pero no salía, hube de irme. Cuando se lo comuniqué a Silvia, se enfadó diciendo que no le gritara, cosa que no estaba haciendo, simplemente estaba hablando desde la calle y había mucho ruido de tráfico. Sigo sorprendido del trato de la «jefa».
La compi a la que menciona es Pilar, en Madrid, a la que aun no he conocido en persona debido a la distancia física (y a una hernia que ya os contaré). Pero a la que he visto en fotos, desde millones de ángulos, sin maquillar. La belleza es subjetiva, pero si digo que es guapa, es porque lo creo sinceramente. Hay muchas formas de eludir decirlo pero por qué eludirlo si es que es así.
Pilar será nueva pero desde el primer día hasta el último, y sea como sea su despedida, será defendida a capa y espada por la cúpula, es decir, mis encargadas y yo misma. Digo esto sabiendo que muchas veces alguien se fuga con dinero que no es suyo o hace copycats de la Agencia (las hay hasta obsesionadas, que miedito, mira que no pensar en otras cosas como crecer y expandirse…). De ahí mi respuesta:
Tras leer las normas creo que no incumplo las mismas si en mi hilo respondo al último comentario hecho en mi hilo de Madrid (no este, sino el de experiencias dado que creo que este es mi espacio de free expression). Sino, imagino, será eliminado. Pero bueno, lo copypastearé en mi blog también y disculpad de antemano moderadores si ésto no va aquí, aunque otro espacio no me queda.
Sin entrar en detalles, el mismo señor que se jactó de que «no escribo más que para el xxx (nombre de periódico)» (pero helo aquí, foreando como todos los demás entre los que me incluyo, y bien hecho, pero entonces no queramos quedar altivamente) escribió recientemente una expe/no expe con una de mis compis.
Cada uno es libre de escribir lo que quiera, y siempre he dicho que si la compi no te gusta (dado que me dijo que no le gustó desde la entrada), os deis la vuelta porque yo, como cliente, lo haría. Aun así, parece que no se fue desde el principio…
Cuando esa cita se dio por finalizada, lo que yo tenía era a una compañera llorando, diciendo que no la habían tratado de esa forma tan vejatoria nunca, llorando a moco tendido, diciendo que la habían llamado gorda y fea y le habían arrojado dinero con desprecio.
La consolé como pude, a 600 kms de distancia como estaba y con una hernia de disco operada, cosa que aun no me ha dado tiempo de contaros.
Y lo que primero hice fue decirle que ese mismo cliente me había tratado A MÍ de forma vejatoria y hecho llorar por teléfono, y yo no soy de llorar fácil, por lo que contaros esto no me está resultando sencillo en absoluto dado que muestra a una Silvia vulnerable.No, no me gritó desde la calle y por el ruido ambiental sino desde el interior de nuestro edificio a punto de coger el ascensor, es decir, en el descansillo que muchos conocéis. Cuando colgué aporreé el volante hasta hacerme daño y un cliente que conozco de hace tiempo (casualidades de la vida vió la escena del coche porque somos cuasi vecinos) me dijo que por qué no lo vetaba. Mi respuesta fue que no podía vetarlo si en las citas no trataba mal a las compis, porque eso era quitarle a la compi de turno su parte.
Que yo me enfade no es nuevo, pero cuando lo hago, lo hago con razón el 90% de las veces (soy humana, no un bot). Y al final, ha tratado a una compi como es él en realidad: despectivo y nada caballeroso. Tengo una agenda anual en la que pone Work hard, stay humble. Quizás a él le viniese mejor que a mi. Pensaré en regalársela.
Cierto es que como no dejaba de repetir sus 100 euros, a la tercera se los ofrecí de vuelta y le dije «puedes recuperar tus 100€ pero no la relación con nuestra agencia, corre a escribirlo» (de ahí que me dijese que solo escribe en un reputado periódico… permíteme que lo dude).
Por más alivio que siento al vetarle, no puedo sino estar muy muy triste por cómo sigue sintiéndose la compi, de la cual hago fotos en Sevilla este lunes.
Hoy escribo porque no estoy yo al teléfono y ella sigue llorando (ahora es Belén quien la atiende). Leí una vez, la frase pertenece a Bernard Meltzer, que antes de hablar (o de escribir en este caso) te preguntes a ti mismo: es verdad? es amable? es amable? es necesario? ayuda? Si la respuesta es no, quizás sea mejor que lo que vas a decir quede sin decir»
Por cierto, ante el veto, la pataleta fue tal que me escribió «estás mal del coco, lo siento por ti». Literalmente. Me alegré de que fuese nuestra última conversación y en cuanto a mi compi criticada, animaros que la semana que viene ella y la compi Irene entrarás en Crazy Winter segundo ciclo y así podeis comprobar por vosotros mismos que es guapa. Sino, debo ir a graduarme la vista porque tiene un rostro precioso y claramente, incluso habiendo una única portada, como tiene Aurora de momento, se ve claramente que las constituciones son diferentes. De hecho en la misma descripción ya digo CURVY.
Un besito desde aquí Pilar, sé que leerás mis palabras en algún momento, no te preocupes, no puedes gustarle a todo el mundo, estés un mes, seis, un año o una década como yo en AdS.
Hay gente que no merece la pena.
Que bien, ¡uno menos en mi entorno laboral!